Pobladores comienzan a visitar cementerios capitalinos

Tatiana Rodríguez Vargas

En total tranquilidad y seguridad, así las familias nicaragüenses visitaron los diferentes camposantos de la capital, para limpiar y enflorar las tumbas de sus seres queridos, lo que pudimos notar en un recorrido por los cementerios General y Milagro de Dios.

En cada uno de estos sitios se evidenció la presencia de los oficiales de la Policía Nacional, quienes ejecutaban diferentes acciones resguardando la tranquilidad de las personas, familias y comunidades.

El Comisionado Mayor Francisco Velásquez, Jefe de la Delegación Policial del Distrito 2, indicó que “estamos realizando acciones previas de aseguramiento en este camposanto, lugar donde acuden más de 500,000 personas, por lo tanto la Policía está trabajando para garantizar la libre circulación y luego en las visitas de las personas a lo interno garantizando con patrulla y compañeros”.

 

 

Recordar a los seres queridos

En el cementerio General, nos encontramos a doña Lilliam López, quien limpiaba la tumba donde descansa los restos de su mamá, manifestando que “nunca vamos a olvidar al ser querido y no solamente para el día 2 de noviembre uno viene a dar su vueltecita, de vez en cuando venimos a dar una vueltecita”.

Manifestó que hay mucha seguridad porque “en solo la entrada miramos que está la Policía y obviamente que eso da seguridad”.

De igual manera, en el cementerio Milagro de Dios estaba doña María Rizo, quien acompaña cada año a su esposo para limpiar y enflorar la tumba de un ser que en vida fue un gran padre y suegro.

Rizo mencionó que siempre que van a visitar la tumba miran mucha seguridad. “Nosotros hemos venido frecuentemente y la Policía ha manejado un resguardo bastante bien, ellos están al tanto de cualquier problema, con la cuestión vehicular que se pone muy aglomerado también”.

Cada 2 de noviembre se recuerda a los fieles difuntos y en las familias nicaragüenses es tradición visitar las tumbas de sus familiares que han pasado a otro plano de vida, rememorando cada una de sus acciones y que su memoria siempre esté presente en cada uno de ellos.