Conmemoran 186 años traspaso a la Inmortalidad de Simón Bolívar

Tatiana Rodríguez Vargas

El pueblo nicaragüense se unió a la conmemoración del 186 Aniversario del Paso a la Inmortalidad del Libertador de Las Américas, Simón Bolívar, en un acto realizado en el Paseo de los Estudiantes, donde está ubicada una estatua en tributo a este ilustre hombre.

Funcionarios de la Embajada de la Hermana República de Venezuela, así como representantes de diferentes instituciones del Estado, entre ellas la Policía Nacional, colocaron una ofrenda floral y rindieron honores a Bolívar.

El Excelentísimo Señor Embajador Venezolano, compañero Javier Arrúe, recordó el juramento que hizo Bolívar en Roma, cuanto apenas tenía 22 años. “Juro delante de usted que, delante de su maestro Simón Rodríguez, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor, y juro por mi patria que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma hasta que no haya roto las cadenas que nos reprimen por voluntad del poder español”, leyó Arrúe.

Recordó que fueron cinco los países que fueron liberados por Simón Bolívar. En su discurso además citó al General de Hombres y Mujeres Libres Augusto C. Sandino, quien a través del escrito del Plan de Ejecución del Supremo Sueño de Bolívar, recopilo su legado y levanto la bandera libertaria para los pueblos de nuestra América.

El Embajador mencionó que “no debemos perder nuestra historia, el día que nos olvidemos de nuestra historia nos estamos olvidando también de nuestro futuro. Yo creo que hombres como Bolívar, así como tantos hombres y mujeres que han dado su vida en construcción de la patria grande, eso lo llevamos en los genes de nuestra sangre y de nuestra alma”.

Durante el acto se les hizo reconocimiento a jóvenes del Movimiento Cultural Leonel Rugama, por su destacada colaboración del pintar cuadros de Bolívar y que fueron expuestos durante la actividad.

Bolívar soñaba con la patria grande, la unión de los pueblos latinoamericanos, legado que hoy se continúa arando para llegar a ese propósito. Un 17 de diciembre de 1830 dio su paso a la inmortalidad, dejando un camino recorrido con sabor a libertad.