En la multitudinaria procesión de San Benito de Palermo nos encontramos a doña Felicita Cáceres, gran devota del Santito Negro de León, quien ya lleva más de 60 años pagando su promesa por favores recibidos del milagroso San Benito.
“Año con año salgo de luz, ya no puedo caminar, pero me pasa la de la cucaracha medio camino, tengo un milagro donde me desahuciaron por peritonitis vomitaba el excremento, y mira donde voy, dándole gracias a él (San Benito), por estar aquí caminando”, expresó Cácares, que con mucha alegría caminaba por las calles de León sujetada de su bastón y con una candela negra en sus manos.
Así como doña Felicita, muchos leoneses incluso de otros lugares del país, llenaron las calles de la ciudad de León para asistir a la magna procesión de San Benito de Palermo, un Santo Negro que desde muchos años atrás atrae a una gran cantidad de personas para pagar promesas por milagros favorecidos, los promesantes vestidos de blanco o de luz caminan junto a la imagen para dar gracias a Dios por la vida.
La particular procesión se lleva a cabo el día lunes santo, que desde temprana horas la feligresía llega a la Iglesia de San Francisco a rezar de rodillas, a barrer y a repartir la famosa chicha o el fresco de cacao, todo bajo ese signo de amor, respeto, tradición y devoción a San Benito.
“Esas son las maneras de compartir, es una fiesta que tiene más de 200 años, es una devoción que está arraigada en los leoneses, en esta semana santa y en especial en lunes santo la iglesia nos propone aprender de las virtudes de San Benito, el mensaje es que las familias respiren aires que agradan a Dios a ejemplo de San Benito”, expresó el Padre Alberto Munguía, Vicario de la Iglesia de San Francisco.
Promesas de amor
El Santo Negro, no va solo por las calles de León, adelante lo antecede la imagen de San Juan Apóstol, detrás lo acompaña la Sangre de Cristo y luego la Virgen de los Dolores, a su alrededor una gran cantidad de personas que van caminando a espaldas y con la mirada fija a la imagen de San Benito, otras con sus escobas van barriendo, en el camino procesional, lo hogares se visten de altares dedicado al Santo Negro o la Pasión de Cristo, en algunos hogares reparten la chicha rosada o la chicha negra, al caer la tarde la procesión comienza a iluminarse con las candelas encendidas. Todo esto tiene un fin, pagar por los favores recibidos.
“Mantuvimos unos malos momentos con mi mamá muy enferma, le pedí a San Benito que nos la curara y aquí vengo ya desde hace cinco años pagando mi promesa y pidiéndoles que mantengamos unida nuestra familia”, expresó Rosibel Lindo, Promesante con ojos vendados.
“San Benito es nuestro co-patrón de los leoneses, es una algarabía en estos tiempos santos, que mueve a todos los leoneses y de otros lugares, mi devoción a él es por herencia familiar”, manifestó Carlos Borges, devoto.
Procesión con mucha seguridad
La Policía Nacional desde el inicio de la solemne procesión acompañó en todo el recorrido al pueblo de León, quienes garantizaron la seguridad y tranquilidad de las personas y familias que acompañaban la venerada imagen de San Benito, en sus acciones policiales estaba la regulación operativa durante la procesión para evitar cualquier incidencia que se reportara en el cortejo procesional.
“La Policía siempre nos ha protegido y nos ha custodiado, además la Policía es de gente de fe creen en Dios y en la Virgen, yo le ruego mucho al señor para que los proteja, porque el trabajo policial es como el trabajo de los sacerdotes, que es incomprendido por eso es que le pido a San Benito, que los proteja siempre”, manifestó Monseñor Silvio Selva, Vicario General de la Diócesis de León.
Esta tradición de los leoneses es una muestra de las múltiples manifestaciones de fe que vive este pueblo mariano durante la semana mayor.