Católicos participan en el Santo Entierro

Tatiana Rodríguez Vargas

Con un profundo dolor y velas encendidas, así los fieles católicos participan en la procesión del Santo Entierro, como parte de las celebraciones del viernes santo, enmarcada en el Triduo Pascual.

“Esta procesión nos ayuda a recordar que Jesús bajó de la cruz, fue enterrado, se configuró con la naturaleza humana y con la muerte, así recordamos este signo. Para nosotros es un Dios que se hace tan cercarnos a nosotros y nos permite configurarnos a su dolor”, mencionó el Padre Leonel Alfaro, Vicario de la Catedral Metropolitana.

Afirmó que este es un momento “de silencio, de meditación, es momento de reflexión, es momento también de confrontarnos con ese amor misericordioso de Dios, que nos permite a nosotros de que aún en medio de nuestro pecado, en medio de nuestra realidad el Señor nos abraza y nos recibe con amor”.

Las y los feligreses acompañaron la procesión que salió desde la parte trasera de la Catedral, para realizar su respectivo recorrido por los alrededores de esta. Ahí, eran acompañados con los chicheros, que entonaban melodías fúnebres.

Doña Alba Uriarte, caminaba a la par de la caja fúnebre de cristal que contenía la imagen de Cristo, nos compartió que participa en estas actividades religiosas desde la edad de seis años.

“Lo hago en memoria de él, porque sufrió y tenemos que sufrir a la par de él, aquí año con año le acompaño en su agonía, en su dolor”, dijo esta señora habitante de la colonia Largaespada.

De igual manera, llegó María Victoria Pérez, quien desde muy temprano de hoy ha participado en todas las celebraciones, “es un fervor que desde chiquita mi mamá me ha inculcado, me ha enseñado desde que iba a la iglesia El Calvario, y ahora así grande se lo inculco a mi hijo”, comenta Pérez.

Esta celebración significa “dejar todo lo negativo, ser una buena persona, y como dice Jesús el que no carga con su cruz, no me sigue, no es digno de mí”, agregó esta feligrés.

A esta celebración nocturna se hicieron presente oficiales de la Policía Nacional, para resguardar el orden y la tranquilidad de quienes participaban de esta tradición religiosa.