Santo Domingo retornó a su morada con seguridad

Tatiana Rodríguez Vargas

Después de pasar 10 días consecutivos entre los managuas, la imagen de Santo Domingo de Guzmán, hoy nuevamente retornó a su morada, misma que fue acompañada por miles de feligreses que pagaban sus promesas en un ambiente de fervor religioso, tranquilidad y seguridad.

Desde la iglesia Santo Domingo de Guzmán, ubicada en los escombros de Managua, hasta llegar a la iglesia que lleva el mismo nombre ubicada en Las Sierritas, fue notoria la participación de niños, jóvenes y adultos quienes danzaban al ritmo de chicheros y pagaban así el favor recibido por parte de “Minguito”, como es cariñosamente llamado el Santo Patrono de las y los managuas.

Max Messin bailaba la tradicional vaquita junto a su pequeña hija Marisol, “hace 12 años atrás me dieron a mi soda caútica en un vaso de guaro, lo tomé y me quemé todo por dentro, me hicieron esófago y estomago todo nuevo, y gracias primeramente a Dios y a Santo Domingo estoy vivo, ahora tengo mis dos hijos precioso”, recordó este joven promesante.

Mencionó que todo ha estado en orden y “he sentido todo muy tranquilo, mucha devoción y mucho respeto”.

“Ya son 16 años de pagarle la promesa a Santo Domingo de Guzmán, un milagro recibido que un tío tenía cáncer en etapa terminal, y gracias a Dios porque Santo Domingo intercedió y yo le prometí bailarle una réplica desde que sale hasta que entra aquí a la iglesia de Santo Domingo en las Sierritas”, dijo Víctor Jacamo.

Agradeció la presencia de la Policía que estuvo resguardando el orden y la seguridad. “He mirado bastante orden y al igual la Policía Nacional siempre miro que nos está apoyando del primero, cuatro y diez de agosto siempre miro tranquilo”, sostuvo este joven.

La peaña donde era transportado Minguito venía vestida con flores artificiales de color rojo con blanco, misma que se movían al compás del baile de sus cargadores.

Es importante mencionar que las y los oficiales de la Policía Nacional estaban en el perímetro donde se realizó este recorrido, resguardando el orden público y regulación vial.

Muestra de ello fue que en el sector conocido como La Morita, a un joven se le sustrajo una bayoneta con la que pretendía cometer fechorías.

Es así como la población se despide de esta tradición que cumple 133 años, esperando con ansias el próximo retorno en el 2019.