Carretas Peregrinas en recorrido de fe y tradición

Mayco Montiel

Eran las cuatro de la mañana del pasado domingo dos de abril cuando llegamos al Río Ochomogo, sobre la carretera Panamericana Sur, 12 kms. después divisamos la caravana de más de 500 carretas peregrinas procedentes de Granada, Masaya y Carazo, adelante y atrás de la caravana oficiales de tránsito de Rivas venían resguardándoles.

Gente humilde a bordo de las carretas habían salido desde las 10 de la noche del día sábado hacia su última parada, antes de llegar a Popoyuapa, el puente Gil González, donde les esperaban para disfrutar de un inteso día de actividad cultural y religiosa.

Cuando llegamos al encuentro observamos el colorido de las carretas, unas jaladas por buelles y otras por caballos, los rostros de los peregrinos reflejaban una extraña mezcla de cansancio y alegría. Habían salido tres días atrás de sus hogares, y se enrumbaban con fe al Santuario Nacional de Jesú del Rescate, ubicado en el municpio de Buenos Aires en Rivas.

Sobre una de las carretas, un gallo con el pescuezo encumbrado cantaba despertando a los que venían dormidos dentro de ellas. Niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, entre cantos, rezos, sueño y juegos, cumplían su tradición o promesa.

“Venimos cansados del viaje, pero con ánimo de llegar hasta aquí y descansar para llegar al Santuario”, manifestó doña Asunción Reyes, peregrina de Nandaime, quien venía caminando a lado de su carreta peregrina.

Doña Asunción Sánchez, peregrina de Santa Teresa, Carazo, nos manifestó que “gracias a Dios ya vamos cerca, tengo 17 años de hacer estos viajes por el milagro que obró Jesús del Rescate a mi nieta que hoy tiene 17 años también y aquí la traemos”.

Con 40 años de viajar en esta hermosa peregrinación nos encontramos con doña Martha Ortiz de Rivas, de la ciudad de Masaya, quien nos compartió que su promesa la paga año con año por la buena salud de su esposo, quien estuvo a punto de morir por una rara enfermedad no descrita por privacidad de la señora.

“Yo le prometí a mi Jesús que si me curaba a mi esposo le pagaría promesa hasta que el (Jesús) baje a la tierra”, expresó doña Martha.

Pagar promesa

La misión de los peregrinos es recorrer más de 102 kms. hasta llegar al Santuario Nacional de Popoyuapa Rivas, para pagar una promesa, dar gracias o pedir un favor a la consagrada imagen de Jesús del Rescate.

El día de hoy lunes, es el día cumbre que las carretas llegan al lugar, siendo recibidas por la feligresía rivense, autoridades locales y eclesiales. Es en ese momento que las fiestas a Jesús del Rescate empiezan con gran fulgor, en una tradición que data desde hace muchos años.

Historia de la celebración

Monseñor Alfonzo Alvarado, con 36 años habitando en el Santuario de Jesús del Rescate, nos da fe que desde 1843 existe una carta original escrita y firmada por el Padre Pedro Arrollo, cura párroco de ese entonces.

“En la carta el Padre Arrollo solicita al obispo de ese tiempo, la celebración de Jesús del Rescate a petición de un grupo de hombres humildes y honrados, que llegaron donde el Padre Pedro, quienes solicitaron les entregue la imagen que ellos llaman Mi Padre Jesús del Recate´, y me han pedido también formar una cofradía con su insignia”, narra Monseñor Alvarado.

El obispo que atendía desde la ciudad de León, porque era una sola diócesis, autorizó que se realizara y se celebrara a Jesús del Rescate.

Raíz de fe

Unos 10 años después de iniciar la celebración de Jesús del Recate, hacia el año de 1853, en la Semana de Dolores en Cuaresma, es que empiezan a llegar las carretas peregrinas de diferentes puntos del país, sin determinar de qué lugares precedían los peregrinos, siendo entonces el único medio para poder llegar al Santuario.

“Todos los hermanos que vienen acampando ahora en estos tiempos para llegar al Santuario, vienen a honrar la memoria de sus padres y abuelos, y además de agradar a Jesús de venir a verlo unidos, la manera más clara de ponerse con la raíz de la fe y el sacrificio de llegar hasta este lugar”, expresó Monseñor.

“Desde que mi madre me parió vengo a visitar a Jesús del Recate, siempre he venido desde que las carreteras eran de tierra y vengo con mi hija pagando promesa desde que ella tenía cuatro meses de nacida”, expreso doña Socorro Rojas, con 93 años de edad cumpliendo su promesa.

No todos van por pagar promesa, don Alberto Acevedo, quien va jalando su carreta con su dos buelles “el Chavalo y Nando”, nos manifestó que “mi viaje lo hago desde hace 15 años, me desocupo de mi hogar y vengo a darle un tiempo a Jesús, es la única manera que hago por el”.

Así como don Alfredo, miles de promesantes a pie, en carretas y de otras maneras llegan cada año a venerar y honrar a la consagrada imagen de Jesús del Rescate, para quemar candelas de cebo o bien orar en silencio y pedir favor al padre de la Misericordia, quienes repiten a los pies del altar de la imagen: “Jesús mi Buen Pastor, Tú Eres Mi Rey y Mi Salvador”.

El día de trabajo fue intenso, pero más intenso fue encontrarse con los rostros humildes de estas familias religiosas, que con fe, devoción y amor a Jesús del Rescate, realizan año con año este extenso pero hermoso recorrido, conservando y cultivando así la fe y la tradición de nuestro pueblo nicaragüense.